El peligro está ahí fuera. Y con fuera me refiero a fuera de la Tierra. La cantidad de objetos y cuerpos que orbitan a nuestra estrella, es inconmensurable. Entre el cinturón de asteroides, el cinturón de Kuiper y la nube de Oort, estamos rodeados de millones de objetos que podrían salir de órbita y dirigirse a la tierra.
Es por eso que la NASA está poniendo esfuerzo en un plan para evitar esa muerte a distancia. Ya existen diferentes sistemas de detección de asteroides. Sabemos predecirlos, pero el siguiente paso eran evitarlos si alguno le diese por venirse a nuestro planeta de vacaciones. Teóricamente había varias fórmulas para evitar una futura colisión de un asteroide contra La Tierra, el cual acabaría con la vida de todas las especies con tan solo superar el centenar de kilómetros. Y los seres vivos que continuasen vivos, estarían sumidos en una semioscuridad que se alargaría durante años, con los problemas que traería, la falta de energía solar.
Hasta ahora, en las películas de Bruce Willis, estaba la opción de colocar una bomba en un asteroide y hacerlo explosionar. Pues bien, esta sería sin duda la peor idea de todas. Imaginaros pasar de un solo objeto en colisión contra La Tierra a cientos. Mala idea.
Otra opción era la de desviar un asteroide. Teóricamente con desviarlo con bastante antelación, aunque sea 1 milímetro, podría suponer que este desviase su rumbo de impacto contra la tierra, y pasara cerca, sin dejar un rastro de destrucción a su paso.
Pues bien, esta teoría se ha hecho realidad con el satélite DART. Este satélite tenía como misión final, estrellarse contra el asteroide Dimorphos, un cuerpo extraterrestre de 160 metros de diámetro. Viendo los resultados comunicados por la NASA, ha sido un éxito en la futura defensa de La Tierra 
